domingo, 21 de julio de 2013

Susana Esponja

Dicen de Susana Díaz que es como una esponja, que absorbe todo tipo de conocimiento. Desde luego, no se le pueden escatimar ciertos méritos. Se ha terminado ganando hasta el apoyo del sector crítico de Griñán: los socialistas de Jaén, Micaela Navarro y Francisco González Cabaña. La consejera de Presidencia ha sabido unir sensibilidades diferentes -algo que no consiguió ni el propio Griñán- y eso tiene su valor. No sabemos cómo les convenció o qué les habrá ofrecido a cambio -la política es eso, no nos engañemos- aparte de que “el PSOE de Jaén tenga su propio espacio dentro del proyecto regional” pero está claro que tiene un poder de maniobra admirable. Y esto es fundamental en política. Es una virtud que podría -y debería- serle útil a la hora de unir a los partidos políticos andaluces para defender los intereses de su tierra o para hacer frente común con otras comunidades autónomas para garantizar la solidaridad interterritorial en España.

De la entrevista que Juan Manuel Marqués Perales le hacía la semana pasada para los medios del Grupo Joly podemos extraer que Díaz también parece haber asimilado el exhaustivo trabajo que va a tener que realizar para ganarse la confianza de “los territorios” (es decir, las provincias andaluzas excepto Sevilla) de cara a garantizarse el éxito en las próximas elecciones andaluzas. La circunscripción de Sevilla reparte sólo 18 escaños mientras que el resto de provincias distribuyen 91. La clave electoral no está en las políticas para Sevilla, sino en las que se hacen para el resto de provincias. Zoido no comprendió eso y de ahí su brusco descenso en las encuestas. Cuando Díaz afirma haber comprobado que “hay provincias que se sienten alejadas del centro decisión que es Sevilla” está reconociendo el esfuerzo que tendrá que hacer para superar el anti-centralismo existente en provincias como Málaga, Granada o Almería. Y eso en una secretaria general de los socialistas sevillanos -cargo que no le beneficia en el resto de provincias andaluzas- es un plus.
Por último, un aspecto de la política que a la candidata socialista todavía le queda por aprender. Díaz se autodefinía en la entrevista como “una lectora voraz”. Sin embargo, llama la atención que afirmando, como dice ella, leer “de todo (informes, prensa, novela histórica…)”, no haya leído, como comentábamos en este blogAndalucía, la aldea gala, que analiza las pasadas elecciones andaluzas (no obviamente porque lo haya escrito el autor de este blog sino porque aparte de estudiarse en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada y haberse interesado por la obra otras personas de su partido, trata un asunto de interés para una profesional de la política como ella). Pero sorprende aún más que se vanaglorie de no haberlo hecho. Recupero este episodio porque la prudencia es siempre buena consejera a la hora de realizar declaraciones ya que la hemeroteca siempre juega malas pasadas.

domingo, 30 de junio de 2013

¿Una oportunidad para el PP andaluz?

La renuncia de Griñán a volverse a presentar como candidato a las elecciones autonómicas y la convocatoria de primarias por parte del PSOE-A el día 29 de julio abre un periodo de incertidumbre en la política andaluza. En un principio, puede parecer que la decisión del presidente andaluz perjudica a su partido. Las últimas encuestas mostraban que los socialistas habían conseguido remontar la ventaja que el PP les sacó en las últimas elecciones andaluzas y tomarles la delantera por varios puntos de diferencia. Ahora tienen que empezar de nuevo. Y con un candidato novel. O mejor dicho, candidata. Porque la rapidez con la que la dirección del PSOE andaluz ha convocado primarias y el número de avales solicitados -siete mil- anima a pensar que están teledirigidas para que Susana Díaz se haga con la candidatura.
Pero si Díaz, como parece, resulta finalmente elegida, nos encontramos ante varios pros y contras. Empecemos por las malas noticias. Como le ocurre ahora a Zoido, la presidenta del PSOE sevillano va a ser siempre sospechosa de favorecer los intereses de su provincia (que en las elecciones autonómicas sólo reparte 18 escaños) frente al resto de territorios andaluces (que asignan 91 diputados), lo cual puede ser un problema en términos electorales. Por otro lado, las líderes socialistas, en la mayoría de los casos injustamente, no tienen tan buena prensa como las populares, generalmente mejor consideradas por los medios de comunicación a la hora de gestionar asuntos públicos. Bibiana Aído, Leire Pajín o Magdalena Álvarez son algunas muestras de este argumento. En el PP, sólo Ana Botella tiene este problema. Para más inri, Díaz tiene el sanbenito mediático de que no se la considera preparada académicamente ni tiene el mismo nivel que anteriores presidentes andaluces.
Sin embargo, es una candidata joven, algo que los ciudadanos habitualmente valoran positivamente a la hora de votar, como hicieron con Zapatero, y no está salpicada por el fraude de los ERE arrebatando así una importantísima arma a los populares andaluces. Por otro lado, la dinámica electoral en España es anti-PP. Los españoles -independientemente de su procedencia, salvo en Galicia- están deseando castigar a los populares por los hachazos al Estado de Bienestar y por las cifras de paro. Si los andaluces ya lo hicieron hace un año cuando los recortes de Rajoy estaban empezando y estando aún fresco el recuerdo de Zapatero, con más razón lo harán dentro de tres años. Y eso es muy difícil que cualquier candidato conservador lo impida. En el mejor de los casos para el PP andaluz, que convoque primarias en otoño y salga elegido o bien José Antonio Nieto, un político de extracción humilde que ha conseguido gobernar en una plaza tradicionalmente de izquierdas como Córdoba, o bien Mari Carmen Crespo, que sería la anti-candidata Díaz para paliar el factor femenino, se antoja muy difícil -aunque no imposible- que los conservadores andaluces consigan dar la vuelta a la tortilla electoral andaluza, más aún con el auge de Izquierda Unida, que sería clave a la hora de formar gobierno.

domingo, 23 de junio de 2013

Balance Valderas

El actual vicepresidente de la Junta de Andalucía cogió las riendas de la sucursal andaluza de Izquierda Unida en el año 2000 con sólo seis escaños, prácticamente en empate técnico con el Partido Andalucista y sin responsabilidades institucionales. Trece años después, abandona la coordinación general de su formación con doce escaños, ostentando la vicepresidencia de la Junta de Andalucía y habiendo conseguido para Izquierda Unida tres consejerías, alguna con tanta visibilidad como la de Vivienda. Es, por tanto, una rara avis en el panorama político actual, ya que es uno de los pocos líderes que abandona el máximo cargo de su formación dejándola mejor de lo que está.
Es cierto que en las elecciones  (2004 y 2008) que antecedieron a las últimas celebradas no obtuvo avances en términos de representación parlamentaria. Sin embargo, Valderas supo en la última campaña electoral ofrecer una alternativa a un electorado de izquierdas huérfano -debido a los casos de los ERE y a la descomposición del PSOE a nivel nacional-, que no dudó en votarle para parar a un PP que mostró muy rápidamentes sus intenciones vía reforma laboral y la subida de impuestos.
Del año en el que el vicepresidente de la Junta ha compatibilizado su cargo con la dirección de su partido cabe también extraer un balance positivo pese a ciertos silencios en el caso de los ERE. Valderas y los suyos han sabido llevar al PSOE y a la Junta de Andalucía a posiciones nítidas de izquierda con decretos como el de la expropiación del uso de la vivienda para evitar el desahucio de familias en riesgo de exclusión. Como consecuencia de ese liderazgo en el Gobierno andaluz, los ciudadanos premiarían a Izquierda Unida, según el último sondeo publicado por andalucesdiario.es, viéndose aumentado su porcentaje de intención en voto del 11,3% cosechado en las últimas elecciones andaluzas al 16,8 % que le otorga esta encuesta. El listón está alto. Veremos si Maíllo lo supera.

domingo, 2 de junio de 2013

En dietas, todos de acuerdo

Son el cuarto problema del país. No lo dice quien esto escribe. Lo piensan los españoles, según el CIS. En sólo cuatro años, han pasado de estar entre los tres principales problemas del país para el 8% de la ciudadanía al 32%. Sí, querido lector. Ha acertado. Estamos hablando de políticos. Y es que en lo único en lo que se ponen de acuerdo, desde el PP hasta IU pasando por el PSOE, es en subirse los sueldos. Y en intentar zanjar la polémica, cuando les pillan. En lo demás, no hay margen para el pacto.
¿Un ejemplo? El acuerdo de PSOE, PP e IU (por cierto, con nocturnidad, porque decidieron no darle publicidad) para subir la dieta por alojamiento y manutención del presidente del Parlamento andaluz y de los portavoces adjuntos de los tres partidos en la Cámara.
En cualquier hogar, las personas que tienen la responsabilidad de gestionar su menguante presupuesto familiar asumen el sacrificio de dejar de cenar fuera de casa o de no ir al cine para que el resto de sus miembros puedan seguir comiendo, estudiando en la universidad o practicando deporte. En cambio, las personas que asumen el honor de gestionar el presupuesto de todos, no tienen reparos en subirse sus remuneraciones a costa de nuestra educación, sanidad o pensiones.
Muchos partidos políticos contratan a consultores políticos para que les orienten sobre las estrategias que deben adoptar para ganar elecciones. No les hace falta. El partido político que adopte prácticas honestas y decentes, con independencia de su ideología, subirá en intención de voto. No es casualidad la subida de hasta 30 escaños que las encuestas conceden a UPyD. En el caso que nos ocupa, no existe la menor duda de que el partido que obligue a dimitir de sus cargos a sus miembros en la Mesa del Parlamento (incluido su presidente, Manuel Gracia) gozará de un plus de simpatía por parte de los andaluces. Sí, querido lector. También ha acertado. No lo harán.

domingo, 19 de mayo de 2013

¿Venezuela o Suecia?

Un doloroso problema de imagen. Es lo primero que siempre se me viene a la cabeza tras escuchar, con cierta frecuencia, cómo en el resto de España (no sólo en Cataluña) se tacha a los andaluces de pobres, vagos y analfabetos. No importa que esos adjetivos no se correspondan con la realidad. Y seguramente muchos de los que piensan de esa forma lo seguirán haciendo durante toda su vida, se haga lo que se haga. Pero me pregunto si desde Andalucía se puede hacer algo para mejorar esa imagen. No parecen ayudar anuncios como el del vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, informando sobre la celebración de un “gran encuentro” entre Andalucía y los países integrantes del ALBA (Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, entre otros, con Iran y Siria como observadores) para “abrir una cooperación directa, no sólo económica sino también política”.
Desde una óptica progresista, nuestros gobernantes se tienen que preguntar si quieren que Andalucía se parezca a Venezuela -donde la renta per capita es de 13.000 euros a pesar del abundante petróleo del que dispone y donde la escasez de alimentos es crónica- o a Suecia -donde la renta per capita es de 42.000 euros y donde los sucesivos gobiernos socialdemócratas han creado un Estado de bienestar que ha posibilitado que su país sea uno de los que tiene el índice de desarrollo humano más alto (indicador que mide la esperanza de vida, la educación y el nivel de vida).
Seguro que el PSOE andaluz tiene muy clara su elección. Y hasta ahora, Griñán ha sido generoso con Izquierda Unida, atendiendo a su peso parlamentario, concediéndole un papel muy relevante no sólo en el organigrama de gobierno de la Junta sino también en el diseño de las políticas realizadas por el Gobierno andaluz. Y es justo decir que algunas de esas políticas impulsadas por la coalición que lidera Diego Valderas, como la expropiación del uso temporal de la vivienda a las entidades bancarias, son justamente lo que muchos ciudadanos -andaluces y del resto de España- están pidiendo a sus gobernantes. Pero no menos cierto es que algunas actitudes de Izquierda Unida, como la alianza política con determinados gobiernos, perjudican la imagen de Andalucía. Como no puede ser de otra manera, es digno de elogio el apoyo económico por parte de la Junta de Andalucía a los ciudadanos cubanos o venezolanos.El rasgo que diferencia a la izquierda de la derecha es la solidaridad con los ciudadanos que más recursos económicos necesitan. Pero otra cosa es compartir con los gobiernos de esos países “elementos de carácter político”, como dice Valderas. La izquierda y el progreso están en Suecia, no en Venezuela.

domingo, 12 de mayo de 2013

Disparen a Andalucía

Está de moda. Si tienen algún problema, olvídense del Equipo A. Échenle la culpa a Andalucía. El último en hacerlo ha sido el presidente extremeño, José Antonio Monago, quien ante el enésimo ataque de los nacionalistas catalanes (sí, esos que se gastan el dinero de los contribuyentes en embajadas, en seis cadenas autonómicas de televisión y en repartirse las comisiones de las ITV en vez de en construir hospitales) ha echado balones fuera indicando que son sus hermanos del sur los que gastan más dinero del que reciben. ¿El escenario? Lo han adivinado: Barcelona. Un ejemplo más de la degradación política que se vive en nuestro país y la falta de valores de nuestra clase política.
Monago cree haber hecho bien sus cálculos. Quiere que Extremadura ofrezca una imagen de tierra competitiva y con solvencia económica. Quiere que la percepción que todavía existe en partes de nuestro país sobre las regiones del sur cambie. Al menos en lo que se refiere a Extremadura. Y hay que reconocerlo: su gobierno ha hecho sus deberes económicos. Ha cumplido con los objetivos de déficit. Pero no debe olvidar que el mismo gobierno nacionalista catalán que culpa a Extremadura de sus males -del mismo modo que los xenófobos de la Liga Norte gritan 'Roma ladrona'- es el que ha incumplido esos objetivos de déficit. Ni  tampoco que Extremadura no es limítrofe con Cataluña sino con Andalucía. Ni que buena parte de las empresas extremeñas operan en Andalucía, no en Cataluña. Ni que quien quiere limitar la solidaridad interterritorial (por cierto, tan necesaria para algunas regiones como Extremadura) son los nacionalistas catalanes, no los andaluces.
Un último apunte. Es difícil de entender cuál es la razón de ser de un partido como el PP andaluz, cuyos diputados comparan su tierra con Etiopía y cuyo portavoz parlamentario suscribe la tesis de Monago y de los nacionalistas catalanes cuando echa la culpa a Andalucía de los males catalanes. ¿Era esa la defensa de los intereses andaluces que prometían hace un año en campaña?

domingo, 21 de abril de 2013

Tres comidas al día

Dejaré claro mi posicionamiento político antes de empezar el artículo. Si como parecen indicar los datos aportados por la consejera de Presidencia, Susana Díaz, el problema de pobreza en Andalucía es tal que se necesita la intervención de la Junta para garantizar a través de su red de centros escolares tres comidas al día a los niños en riesgo de pobreza, es imprescindible que se actúe de forma inmediata.
Dicho esto,  el nuevo decreto comporta graves riesgos para la imagen de Andalucía. A diferencia del problema de los desahucios, que se percibe de forma nítida en toda España, no se puede decir que se aprecie la misma situación en lo que se refiere a la pobreza. Existe el peligro de dibujar un retrato de la comunidad a la cola en España y en Europa en lo que concierne a indicadores de inclusión social. Ya hemos visto que no ha tardado ni unas horas el portavoz adjunto del Grupo Popular y diputado por Almería, Rafael Hernando, en comparar, de una forma un tanto mezquina, a Andalucía con Etiopía con fin de erosionar políticamente a los socialistas.
Apuntadas las posibles consecuencias de este nuevo decreto, resolvamos el problema cuanto antes y, si es necesario, extiéndase el modelo a otras partes de España. Como dicen, no hay peor ciego que el que no quiere ver…