domingo, 28 de octubre de 2012

Griñán, en la hora de la verdad

La información que publica hoy El País, firmada por José Manuel Romero y Vera Gutiérrez Calvo, lo deja claro. La dirección federal del PSOE está más preocupada que nunca por lo que decida hacer Pepe Griñán y el PSOE andaluz en relación a la crisis interna que sufre su partido.
Es hora de que el presidente de la Junta abandone su ambigüedad y dé un paso al frente para apoyar a Carme Chacón. Y es necesario que lo haga ya, antes de las elecciones catalanas. No hay nada peor que presentarse a estos comicios con una dirección federal  incapaz de remontar en las encuestas, que cosecha una derrota electoral tras otra y cuya credibilidad desciende día a día. El PSdG ha perdido siete escaños. El PSE-EE, nueve. En las elecciones catalanas, el tsunami que viene -la última encuesta de La Vanguardia señala que el PSC puede quedar incluso por debajo del PP- puede ser aún peor si no se le pone freno. Y ahora nos estamos jugando las cosas del comer. España necesita partidos nacionales fuertes que combatan la propuesta de independencia de CiU, que dejaría a Andalucía y al conjunto del país -hablemos claro- mucho más pobres de lo que ahora mismo son.
Si Pepe Griñán y el todopoderoso PSOE andaluz dan un golpe en la mesa mañana en Ferraz y abren a través de un Congreso extraordinario un proceso de primarias que insufle ánimos a la militancia y a una ciudadanía que está asfixiada y deseando que les den razones para votar al PSOE, todo puede cambiar. No es lo mismo que el candidato del PSC, Pere Navarro, acuda a los mítines con Rubalcaba como acompañante que con una Chacón como probable próxima secretaria general del PSOE y con Griñán y González apelando al voto inmigrante andaluz. El efecto electoral sería incuestionable. No sólo porque la ex ministra de Defensa sea catalana sino también por su juventud, modernidad, recursos dialécticos (ha sido la única figura política que ha sido capaz de plantar cara de forma creíble a Mas) y la ilusión que despierta en el electorado de izquierdas. Una remontada en Cataluña que evitase la mayoría absoluta de CiU y el sorpasso del PPC significaria el comienzo de la recuperación en España.
Griñán tiene en su mano cambiarlo todo. Es imprescindible que mañana en la ejecutiva del PSOE diga lo que él y miles de militantes y simpatizantes del PSOE están pensando. Es la hora de la verdad. Después de las elecciones catalanas -con una mayoría absoluta de CiU que impulsase la independencia de Cataluña- sería demasiado tarde. Por Andalucía, presidente.

domingo, 21 de octubre de 2012

Chacón y el socialismo andaluz

En febrero de este año, Rubalcaba salió elegido secretario general del PSOE por sólo 22 votos de diferencia respecto a Chacón. El 38º Congreso socialista y el apoyo de Griñán a la ex ministra de Defensa desembocaron en el inicio de una guerra interna dentro del socialismo andaluz que desembocó en la aparición de una oposición interna a Griñán cuantificable en torno al 35% del PSOE-A. Pero no sólo la ejecutiva del PSOE-A respaldó a Chacón en aquel congreso. También el socialismo catalán y la actual ejecutiva del PSPV, que lidera Ximo Puig.

Chacón ha decidido mantenerse provisionalmente alejada de la primera línea política (salvo alguna justificada aparición en relación al debate sobre el independentismo en Cataluña) y dedicarse a planificar su candidatura a las primarias socialistas, que presumiblemente se celebrarán a finales del 2014, a la vez que se prepara (cuenta ya con Borrell como profesor de Economía) para ser la próxima presidenta de Gobierno. Mientras tanto, la oposición blanda de Rubalcaba y el hecho de que sea un político a quien la ciudadanía asocia al más inmediato pasado socialista (representado por Zapatero) ha llevado al PSOE a mínimos históricos en las encuestas (entre el 20 y el 25% en intención de voto).

Este dato no ha pasado desapercibido ni para Griñán ni para Puig -el socialismo catalán tiene ahora otros problemas más urgentes que resolver- que acaban de reunirse en Sevilla no para hacer una “enmienda a la totalidad”, según el secretario general del PSPV, a la oposición de Rubalcaba pero sí para “mejorar” el proyecto político de Ferraz. Sus palabras, cuidadosamente elegidas, pretenden dejar entrever que hay algo que no funciona en la oposición practicada por la dirección del PSOE federal.

Ese movimiento contra la dirección socialista tiene como objetivo robustecer un eje socialista valenciano-andaluz que se encargue de preparar el camino a una Chacón que, si ya despertó una tremenda ilusión en las bases socialistas en el último Congreso, tiene todas las papeletas para ganar las primarias de este partido dentro de dos años por aclamación. La maniobra viene justificada por el hecho de que los socialistas andaluces y valencianos necesitan de alguien que, como González en 1982, obtenga sólidas mayorías en las elecciones generales y produzca un efecto arrastre en las elecciones autonómicas. Ese alguien debe representar los nuevos tiempos y la modernidad en el PSOE. Pero además, conectar con todo el espectro de la izquierda. Si, además, es joven y mujer, mejor para obtener votos de estos dos segmentos de la población que aportan gran cantidad de sufragios. Chacón, en definitiva, es la esperanza de la izquierda.

martes, 16 de octubre de 2012

El dilema de Zoido

El pasado fin de semana tanto El País como El Correo de Andalucía reflejaban en sus páginas el malestar que ha ocasionado en las filas de los populares andaluces la falta de punch de Zoido en su último debate parlamentario con Griñán. Es la guinda que faltaba para que el alcalde sevillano se enfrente de una vez por todas al dilema (que en más de una ocasión seguro que se ha planteado) sobre su renuncia a la presidencia del PP-A. Dos razones, una de tipo personal y otra partidista, avalan la dimisión.

La primera radica en que tanto la alcaldía de Sevilla como la jefatura de la oposición requieren ser desempeñados con la máxima dedicación, algo que Zoido no está en condiciones de realizar al tener que asumirlas de forma simultánea. Esta falta de tiempo perjudica especialmente las posibilidades de que el líder de la oposición repita mandato en la capital de Híspalis tras las próximas elecciones, ya que los ciudadanos, a diferencia de los militantes de su partido, padecen en sus propias carnes que su alcalde no se dedique en cuerpo y alma a sus asuntos.

Y la segunda tiene su fundamento en que la asunción de ambos cargos permite a los socialistas andaluces planificar acciones de desgaste del PP-A, como la de conceder prioridad a los Metro de Granada y de Málaga frente al de Sevilla. El objetivo que se persigue con ello es que Zoido sea percibido en el resto de provincias andaluzas como valedor en exclusiva de los intereses sevillanos. En un escenario como el actual, en el que el PP andaluz necesita arañar votos de todas las circunscripciones andaluzas para conseguir los cinco escaños que necesita para obtener mayoría absoluta, estas acciones son letales para las aspiraciones de los populares de gobernar por primera vez Andalucía. Frente a esta situación, la renuncia de Zoido a la presidencia del PP andaluz permitiría a la persona que resultase elegida como nuevo líder conservador dedicar todo su tiempo a hacer oposición evitando, además, ofrecer bazas electorales a los socialistas andaluces.

Asimismo, si Zoido dimitiese de su cargo de presidente del PP-A podría dedicarse en exclusiva a su labor como alcalde y tendría más posibilidades de revalidar la mayoría absoluta en Sevilla. No es poco en un escenario que se presenta mucho más complicado que el de las pasadas elecciones municipales, en el que la gestión económica del anterior Gobierno central propició que muchos ciudadanos votasen a alcaldes del PP con el único objetivo de castigar a Zapatero.

Finalmente, si las ambiciones de Zoido se lo permiten no debería pasar por alto el hecho de que en caso de que renovase mandato como alcalde sevillano podría presentar su candidatura a la presidencia del Gobierno andaluz subido en la cresta de la ola de su renovada mayoría municipal.

sábado, 6 de octubre de 2012

Los errores de Arenas (y de Rajoy)

Javier Arenas reconocía el viernes en el XIII Congreso provincial del PP de Sevilla haber cometido errores en las pasadas elecciones autonómicas. En algún periódico sevillano incluso se llegaba a insinuar que quizás el ex presidente del PP andaluz se refería al hecho de creerse las encuestas y de haber mantenido un perfil plano durante la campaña electoral. Como señalo en el libro Andalucía la aldea gala, es cierto que Arenas pecó de exceso de confianza. Si bien es verdad que, al comenzar la campaña electoral, no dejaba de repetir que las elecciones no las tenían “ganadas”, en la segunda semana se dejó arrastrar por las declaraciones de los líderes nacionales del PP y por unas encuestas que le daban en todos los casos una mayoría absoluta holgada. Concretamente, Arenas llegó a afirmar en el mitin de Córdoba que el PP andaluz iba a hacer historia “a lo grande” en esas elecciones. Un craso error que tuvo un claro efecto desmovilizador en su electorado.
Sin embargo, no es cierto que el hecho de haber mantenido un perfil plano le perjudicase. Todo lo contrario. Tanto en esta comunidad como en el conjunto de España hay una mayoría de ciudadanos que se declaran de centro-izquierda. La estrategia del PP siempre ha sido desideologizar lo máximo posible la campaña y pedir el voto apelando a la capacidad de gestión económica de su partido (que ahora se empieza a poner en entredicho). De lo contrario, tienen todas las de perder. Esa fue la estrategia que siguió Arenas. O más bien la que intentó seguir porque la aparición en campaña de Cospedal criticando a los sindicatos por su oposición a la reforma laboral fue letal para sus intereses. No toda la culpa de los resultados electorales obtenidos es imputable al ex presidente del PP andaluz, aunque sí buena parte. El PP se dejó más de cuatrocientos mil votos entre las elecciones generales y las elecciones autonómicas en Andalucía. Es decir, gran parte de su electorado se quedó en casa el 25-M tras llegar el PP al gobierno central. Y la subida de impuestos de finales de diciembre era con diferencia la medida de Rajoy más rechazada por los votantes del PP en Andalucía. En esa decisión y en el triunfalismo de Arenas es donde hay que buscar las razones de su victoria amarga.