sábado, 29 de diciembre de 2012

¿Candidato a las puertas?

El PP andaluz tiene el mismo problema que el PSOE nacional: la indefinición sobre el candidato que presentarán a la presidencia de la Junta, en un caso, y del Gobierno, en el otro está lastrando sus posibilidades electorales. Bien es verdad que en el caso de los populares no es la única causa. Su descenso en las encuestas también viene motivado por la incompatibilidad del ejercicio por parte de Zoido de la alcaldía de Sevilla con la presidencia regional del PP, tanto en términos de dedicación como en términos de aritmética electoral. Y es que cuánto más defiende a Sevilla en temas como la Ley de Capitalidad o el metro, más apoyo electoral pierde en el resto de las provincias, que son las que le pueden dar los escaños necesarios para la mayoría absoluta.

Pero el asunto de disponer de un candidato cuánto antes es clave. No es lo mismo, por ejemplo, que los españoles sepamos que Chacón, Madina o incluso Rubalcaba va a ser el candidato a las próximas elecciones generales por el PSOE que desconozcamos incluso si los socialistas van a convocar finalmente primarias (en la anterior legislatura no las celebraron a pesar de que Zapatero anunció que se convocarían) y cuándo tendrán lugar, en su caso. Los ciudadanos necesitan tener un referente claro. Y, hasta ahora, los andaluces no saben quién será el candidato del PP andaluz a las próximas elecciones autonómicas.

El problema se agrava cuándo la indecisión sobre este tema alienta los conflictos internos dentro del PP. La elección (o no) del candidato a la Junta del PP va camino de convertirse en el culebrón del invierno y amenaza con ser el del trienio (2013-2015) de hacer caso al secretario general del PP-A, José Luiz Sanz, que recientemente ha retrasado la elección del candidato popular hasta finales del 2015. Afirmaciones enseguida contestadas por Elías Bendodo, presidente del PP de Málaga y número 3 del PP andaluz, en primer término, y Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, después, indicando ambos que era necesario saber el nombre del candidato “cuanto antes” y precipitando así el enésimo cisma entre la dirección andaluza y los populares malagueños.

Moraleja (para quien corresponda): pocos ciudadanos confiarían el gobierno de su región a un partido político desunido y pocos pueden responder en las encuestas que votarían a alguien si ni siquiera saben si se va a presentar a las elecciones.

P.D.: Entre este marasmo de afirmaciones, un político popular se está posicionando bien para la sucesión. Es muy joven, de origen humilde, de los pocos candidatos potenciales del PP-A que no tiene imagen de señorito andaluz, ha conseguido la alcaldía de una ciudad históricamente de izquierdas en la que habitualmente gobierna Izquierda Unida y es disciplinado, como lo demuestra el que haya señalado que ahora “no toca hablar del candidato”. Ojo al alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Un problema de liderazgo

Ahí están los datos. El Barómetro de Opinión Pública de Andalucía (BOPA), elaborado por el IESA indica que el PP-A perdería 10 puntos en intención de voto en sólo 8 meses, el PSOE se mantendría (aunque ganaría entre dos y cuatro escaños más), Izquierda Unida experimentaría una espectacular subida de 5 puntos, que le haría conseguir entre 3 y 5 parlamentarios más, y UPyD obtendría un aumento de 2,5 puntos que le permitiría entrar por primera vez en el Parlamento andaluz.

Parece evidente que una de las respuestas para encontrar una explicación a esa pérdida de apoyo electoral tan importante por parte de los conservadores andaluces es la política de recortes y subida de impuestos del gobierno liderado por Rajoy. De hecho, el 70% de los 3.675 andaluces entrevistados por el IESA desaprueba la gestión del presidente español. ¿Pero es la única razón para un retroceso demoscópico tan brutal? Esas mismas políticas también afectaron a los ciudadanos gallegos que, sin embargo, hace poco más de un mes revalidaron la mayoría absoluta de los conservadores liderados por Núñez Feijoo. ¿Es sólo un problema de recortes o también de liderazgo en el seno del PP-A?

Uno de los datos más interesantes de la encuesta del IESA es que Zoido sólo es conocido por un 27% de los andaluces, que viene explicado por las reiteradas declaraciones del jefe de la oposición sobre el hecho de que su prioridad es el ayuntamiento de Sevilla. La principal pregunta que se deberían hacer los populares es si se puede votar a alguien a quién no conoces y que no se preocupa por tus problemas.

El hecho de que el 28% de los andaluces crea que Griñán tiene más autoridad en su partido frente al 11% que piensa que lo tiene Zoido evidencia los problemas que el jefe de la oposición está teniendo dentro de su formación por conceder prioridad a Sevilla frente al resto de provincias andaluzas. La propia sensación de interinidad del liderazgo del presidente del PP-A, que ni tan siquiera ha aclarado todavía si se presentará como candidato a la presidencia de la Junta, propulsa estos problemas internos. ¿Se puede respetar la autoridad de alguien que no sabes si va a ser flor de un día?

Otro dato que debería hacer reflexionar al PP es como, tras la comisión de investigación sobre los ERE, el 19% de los encuestados piensa que Griñán es más honesto frente al 10% que cree que lo es Zoido. ¿Qué tipo de oposición ha hecho el alcalde de Sevilla para que este caso de corrupción no haya afectado en nada a la imagen del presidente de la Junta?

Por último, un dato para la esperanza para los conservadores: el 60% de los andaluces sigue considerando que es deseable un cambio de gobierno en Andalucía y el 50% desaprueba la labor del bipartito andaluz frente al 29% que la aprueba. En otras palabras, están deseando votar al PP siempre que exista un liderazgo razonable. El problema es que no lo hay.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Pacto por los andaluces


Ahora la pelota está en el tejado del PP. Tras la disposición manifestada por la patronal y las organizaciones sindicales de sumarse al pacto por Andalucía propuesto por Griñán el 4-D, sólo falta que los conservadores andaluces terminen de deshojar la margarita.

La decisión no es fácil. Algunos dirigentes populares pensarán que sumarse a un pacto que objetivamente tiene que liderar, y por tanto puede rentabilizar electoralmente, el presidente de la Junta podría conllevar graves riesgos. Sin embargo, la opción de no incorporarse al acuerdo tiene peligros aún mayores. El PP andaluz está a la baja demoscópicamente hablando. Según el Diario de Sevilla, la encuesta que el IESA hará pública esta semana pondrá de manifiesto que, ocho meses después de las elecciones, el PSOE-A le lleva ventaja al PP. En la calle existe la sensación de que el PP-A no está haciendo nada útil en la oposición. Los andaluces perciben que Zoido está más centrado en su labor en el ayuntamiento de Sevilla que en sus problemas. Y una negativa a sumarse a ese pacto, sólo puede reforzar esa corriente de opinión.

La idea de Griñán de rubricar un pacto por Andalucía es buena y los dos grandes partidos tienen un papel que jugar en ese acuerdo. Griñán deberá buscar el apoyo del PP-A para preservar un modelo diferente de salida de la crisis basado en la austeridad (por ejemplo, la eliminación de la programación de Canal Sur 2) pero no en recortes en sanidad y educación. Por su parte, Zoido deberá vigilar para que el pacto no sirva como simple justificante para engordar las arcas de empresarios y sindicatos con fondos públicos, como ha sucedido en el pasado con los acuerdos de concertación social, sino para crear empleo para los andaluces.

Y, sobre todo, ambos deberán ayudar a que ese pacto sea la tarjeta de presentación en el resto de España de una Andalucía unida y fuerte como contrapeso al enésimo intento de Artur Mas, que veremos pronto tras el fiasco independentista, de negociar un acuerdo fiscal con Rajoy similar al concierto vasco. Griñán sabe que la posición de Andalucía a la hora de negociar el próximo sistema de financiación autonómica, ahora que no hay un gobierno central del mismo signo político que el andaluz, ha quedado muy debilitada. Por tanto, sólo en caso de que los dos grandes partidos andaluces presionen, de forma concertada, en sentido contrario a las agujas del reloj del nacionalismo catalán, Rajoy tendría mucho más difícil pactar un sistema de financiación insolidario con Mas.

Debe ser, en definitiva, no un pacto por Andalucía, sino un pacto por los andaluces. Faltan aún tres años y medio para las próximas elecciones autonómicas. Éste es el momento. ¿Estarán Griñán y Zoido a la altura?